La evaluación es una acción de la vida cotidiana del ser humano que está presente en todas sus actividades y se hace necesaria en aquellas que son relevantes. Ha evolucionado como parte del proceso del propio desarrollo de la civilización; pero la razón de ser de la evaluación es servir a la acción. Podríamos decir que contemporáneamente hemos ido definiendo y redefiniendo el concepto, según sea el área a la cual lo aplicamos. En el caso de la acción educativa, la evaluación está estrechamente ligada al concepto de calidad, esto conduce a que los principios de continuidad y de formación sean absolutamente necesarios.
Tanto la autoevaluación como la coevaluación abren la
posibilidad de utilizar la evaluación formativa de manera cotidiana y continua,
favoreciendo que sea vista como un insumo para el proceso de aprendizaje.
A continuación, compartimos nuestra auto y coevaluación:
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